Estelas Antropomórficas do Cabeço da Mina são Tesouro Nacional
41.34104633490838, -7.067911966766379
+351278510100
Clasificado desde 2014, el sitio Cabeço da Mina se encuentra en una pequeña elevación del valle de Vilariça, en la margen derecha con vistas al río del mismo nombre.
Fue, sobre todo, gracias a las investigaciones llevadas a cabo en el lugar entre mediados de los ochenta y principios de los noventa por los reconocidos arqueólogos Francisco Sande Lemos y Orlando Sousa, que este sitio arqueológico comenzó a centralizar el interés de la comunidad científica nacional, concretamente a través de su presentación en reuniones internacionales (SOUSA, O., REBANDA, N., 1993).
El estudio de los artefactos identificados durante las campañas arqueológicas parece apuntar a la existencia de un santuario prehistórico, que data del Calcolítico (III milenio a. C.), como parece indicar la interpretación tipológica y estilística de sus elementos constitutivos. De hecho, el análisis de las representaciones escultóricas recogidas hasta la fecha nos permitirá afirmar que nos encontramos ante uno de los ejemplos más antiguos y representativos de esta tipología arqueológica de todos los que se han registrado hasta el momento en todo el territorio de la Península Ibérica, si no en toda la región occidental de la Europa mediterránea.
En el lugar se recogieron una treintena de "estelas-menhires", la mayoría de ellas sin signos decorativos, presentándose como simples estelas de granito y esquisto. En cuanto a las decoradas, muestran un carácter ciertamente antropomórfico, dado tanto por la propia forma tallada como por los motivos tallados, compuestos por símbolos "x" y líneas paralelas.
Además de este conjunto de artefactos, fue posible reconocer solo la presencia de una estructura con orientación Noroeste-Suroeste, construida con diversas materias primas locales, como granito, esquisto o fragmentos de cuarzo (SOUSA, Orlando, 1997).
El hecho de que las figuras no incluyan ningún tipo de arma parece alejarse de la interpretación que normalmente se traza a las llamadas estatuas-menhir del final de la Edad del Bronce, especialmente en el Norte de Portugal, donde materializarían un eventual predominio de "[...] personajes de categoría social superior, glorificados en su función social de mando, o entidades míticas o divinas en las que se proyectaba el carisma inherente a tal función. [...] correlacionadas profundamente con el culto a los jefes guerreros en comunidades profundamente jerárquicas ". (JORGE, S.O., 1990, pág. 249).
